¿Por qué trabajar con calor extremo es un riesgo laboral real?
Redacción Flexiplán

¿Por qué trabajar con calor extremo es un riesgo laboral real?

7 julio, 2025Career Insights
Trabajar con calor extremo es un riesgo laboral grave que puede causar deshidratación, agotamiento o golpes de calor mortales. Prevenirlo exige conocer los síntomas de alarma y aplicar medidas como hidratarse bien, usar ropa adecuada y organizar las tareas para reducir la exposición, especialmente durante olas de calor.

Cada día muchos/as trabajadores/as se enfrentan al reto de realizar sus tareas bajo temperaturas muy altas, incluso a veces extremas, sobre todo cuando llegan los meses de verano.

Lo que mucha gente no sabe (o en realidad subestima) es que trabajar con calor extremo no solo es incómodo, sino que puede convertirse en un serio riesgo para la salud e incluso poner en peligro la vida si no se toman las medidas adecuadas.

A continuación abordamos este problema y te contamos todo lo que necesitas saber para cuidar tu salud si realizas tareas al aire libre con altas temperaturas o en ambientes sofocantes.

Síntomas y consecuencias de exponerse a altas temperaturas

¿Por qué el calor nos afecta tanto? Es todo un proceso físico: el cuerpo humano necesita mantener una temperatura interna estable. Cuando se trabaja bajo un sol abrasador o en ambientes calurosos sin ventilación, el organismo se ve obligado a esforzarse más para regular su temperatura.

Este esfuerzo adicional puede provocar síntomas leves como sudoración excesiva, fatiga y calambres. Pero de forma prolongada o en situaciones extremas, los problemas son más graves como deshidratación, agotamiento por calor e incluso golpes de calor, que pueden ser mortales.

Uno de los mayores peligros de esta situación es que una persona que realiza un trabajo en condiciones extremas de calor puede no darse cuenta de inmediato de cómo le afecta físicamente.

Por eso también es importante prestar atención a algunos signos de alarma como los siguientes: confusión, dolor de cabeza, náuseas, piel enrojecida o seca y dificultad para respirar.

Normativas y derechos laborales en caso de olas de calor

En España existen normativas de prevención de riesgos laborales que reconocen el calor extremo en el entorno laboral como un factor de riesgo.

En concreto, el Real Decreto-ley 4/2023, de 11 de mayo introduce la “prohibición expresa de realizar tareas al aire libre durante episodios de fenómenos meteorológicos adversos, como las olas de calor, si no pueden garantizarse condiciones seguras.”

Por otro lado, el Real Decreto 486/1997 estableció los límites de temperatura en espacios cerrados (entre 17 y 27 ºC en oficinas, y hasta 25 ºC en trabajos ligeros), que se mantienen con la nueva normativa.

Por tanto, en episodios de olas de calor, los/las responsables de la empresa tienen la obligación de adaptar las condiciones de trabajo para evitar daños o riesgos para la salud de sus trabajadores/as.

Entre las obligaciones se incluyen: proporcionar agua potable, habilitar zonas de sombra o descanso, reorganizar los horarios para evitar las horas más críticas y ofrecer formación específica.

Como indica la normativa, si la temperatura supera ciertos umbrales y no se puede garantizar la seguridad, se permite la suspensión temporal de la actividad.

Por su parte, el/la profesional tiene derecho a negarse a realizar tareas que representen un riesgo inminente para su salud, incluyendo la exposición al calor intenso en el trabajo.

Medidas de prevención que realmente funcionan

No basta con tener buenas intenciones, es necesario abordar acciones concretas para prevenir los efectos del calor intenso en trabajos físicos.

Estas medidas que describimos a continuación han demostrado ser eficaces en entornos reales:

  • Hidratación constante: deben mantenerse correctos niveles de hidratación durante toda la jornada laboral, incluso si no se siente sed.
  • Uso de ropa adecuada: siempre que sea posible se recomienda el uso de prendas ligeras, transpirables, de colores claros y con protección UV.
  • Evitar las horas críticas: si hace falta es preferible reprogramar tareas fuera de las horas de mayor riesgo, para hacerlas por la mañana o al atardecer.
  • Descanso apropiado: es importante mantener una rutina periódica de pequeños descansos durante toda la jornada, siempre en lugares frescos y a la sombra.
  • Supervisión activa: sobre todo en trabajos que son más exigentes, así como con empleados/as nuevos/as que desconocen las condiciones habituales de ese entorno.

Errores comunes al trabajar bajo el sol y cómo evitarlos

Muchos de los accidentes que se producen en espacios de trabajo con altas temperaturas, en realidad suceden por cometer errores que son fácilmente evitables. Estos son algunos de los más comunes:

  • No reconocer los síntomas: un golpe de calor se desarrolla con síntomas que podemos reconocer desde el principio (si los conocemos y nos fijamos en ellos).
  • Ignorar la importancia de la hidratación: no solamente es importante hidratarse bien, sino también evitar el consumo de bebidas como café o alcohol que favorecen la deshidratación.
  • Sobreestimar la capacidad física propia: “aguantar” en el trabajo unas condiciones extremas no es sinónimo de fortaleza, sino una irresponsabilidad por asumir un riesgo innecesario.
  • Descuidar la protección solar: es tan importante protegerse con la frecuencia adecuada como hacerlo de la manera correcta.
  • No informar al equipo o al supervisor: si comienzas a notar síntomas de que el calor te está afectando, informa cuanto antes a la persona responsable de tu trabajo para tomar las medidas oportunas.

Cómo organizar la jornada laboral en épocas de calor extremo

Una de las recomendaciones que hacemos para trabajar con calor extremo minimizando riesgos es una buena organización. Estas recomendaciones prácticas pueden ser útiles en muchos trabajos:

  • Revisar las previsiones meteorológicas: adapta las actividades de los/las empleados/as según el pronóstico que haya cada día.
  • Horarios escalonados: con ellos se puede reducir la exposición directa al sol durante las horas más peligrosas (sobre todo de 12:00 a 17:00).
  • Dividir las tareas físicas más exigentes: programa los trabajos en bloques más cortos y procura alternarlos con tareas menos costosas.
  • Fomentar pausas activas: sirven para reducir la temperatura corporal y enfriar el cuerpo, como por ejemplo dedicar un tiempo a mojarse el cuello o las muñecas con agua fría.
  • Planificar turnos rotativos: sobre todo si el calor se prolonga durante varios días.

Ropa, hidratación y pausas: claves para no desfallecer

En la práctica, sobrevivir a una jornada calurosa se basa sobre todo en tres pilares que son ropa adecuada, hidratación constante y pausas regulares.

  • Ropa adecuada: se recomienda el uso de tejidos como el algodón o las fibras técnicas, que permiten la transpiración. Las gorras o sombreros también son muy necesarios.
  • Hidratación constante: los profesionales deben llevar siempre una botella o incluso bebidas isotónicas si la actividad es intensa.
  • Pausas regulares: deberían aprovecharse al menos cada 60 minutos y que se pueda descansar en un lugar fresco.

El impacto psicológico del calor en el trabajo físico

¿Sabías que el calor no solo afecta al cuerpo, sino también a la mente? Las altas temperaturas reducen la capacidad de concentración, aumentan la irritabilidad y elevan el riesgo de cometer errores. Esto no solo puede afectar el rendimiento laboral, sino también las relaciones con compañeros/as y supervisores/as.

En trabajos muy exigentes, laborar bajo altas temperaturas puede llegar a generar estrés crónico, agotamiento emocional e incluso ansiedad.

Por todos estos motivos, es importante que tanto las empresas como los/las profesionales reconozcan el impacto psicológico del calor y fomenten un ambiente de trabajo empático y colaborativo, donde si es necesario sea posible pedir y recibir la ayuda necesaria.

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